Los
medicamentos contaminan los ríos más que las industrias
Los medicamentos llegan a los ríos a través del retrete y su magnitud es tal que se han convertido en un contaminante más dañino que el que vierten las industrias. Así lo revelan investigadores internacionales en unas jornadas sobre conservación fluvial de la Fundación BBVA.
Damiá Barceló, integrante del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y director del Instituto Catalán de Investigaciones del Agua (ICRA), señala que "cerca del 20% de los ciudadanos europeos todavía tira medicamentos al inodoro, en lugar de llevarlos a las farmacias". Son antiinflamatorios, betabloqueantes, antibióticos, ansiolíticos, entre otros. "La contaminación industrial ha bajado mucho porque muchas empresas se han trasladado a China y Japón o bien porque están cumpliendo con las normativas", analiza el investigador.
Sin industrias a las que culpar, los responsables en evidencia son los ciudadanos porque, según Barceló, ha aumentado notablemente el consumo de fármacos de uso humano y veterinario. Se trata de los llamados contaminantes emergentes, "un tipo inesperado para los que no existe regulación y que, en general, escapan a las depuradoras", subraya el científico catalán. "El problema no afecta a los humanos porque tendríamos que beber más de cien litros de agua para notar algo", aclara Barceló. El perjuicio es indirecto. Sin fauna acuática, el río tiene menos posibilidades de generar agua de calidad.
Los medicamentos son el nuevo problema pero no el único. Los trasvases -el paso del agua de un río a otro-, los embalses, la pesca excesiva, las fugas -desviar agua para el riego, por ejemplo- y el cambio climático, que está reduciendo los caudales, empeoran mucho la situación. En el río Ebro (de 900 kilómetros, el más largo en territorio nacional) las zonas más contaminadas son las de Pamplona y Zaragoza. En ambos y en los Huerva y Alba se detectaron más de 70 tipos de fármacos.
Posibles soluciones
Para Barceló la solución es cambiar los hábitos de la población y "revisar la tecnología de las depuradoras. Considera también que "existen numerosas medidas y soluciones tecnológicas que no son utilizadas en España para hacer un uso más eficiente del agua". Entre ellas, señala la reutilización del agua residual, las desalinizadoras, la renovación de los regadíos para evitar las fugas y la recuperación de los acuíferos.
David Dudgeon, de la Universidad de Hong Kong, es más tajante: "Si no cambiamos la conducta seremos testigos, en los próximos años, de una extinción catastrófica de los animales de agua dulce similar a la de los dinosaurios".
Y concluye con una pregunta inquietante: "¿Quieres beber agua de un río en el que se han extinguido los peces? Quizás no sea bueno; por algo se han muerto".
Fuente: El Pais
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Los medicamentos llegan a los ríos a través del retrete y su magnitud es tal que se han convertido en un contaminante más dañino que el que vierten las industrias. Así lo revelan investigadores internacionales en unas jornadas sobre conservación fluvial de la Fundación BBVA.
Sin industrias a las que culpar, los responsables en evidencia son los ciudadanos porque, según Barceló, ha aumentado notablemente el consumo de fármacos de uso humano y veterinario. Se trata de los llamados contaminantes emergentes, "un tipo inesperado para los que no existe regulación y que, en general, escapan a las depuradoras", subraya el científico catalán. "El problema no afecta a los humanos porque tendríamos que beber más de cien litros de agua para notar algo", aclara Barceló. El perjuicio es indirecto. Sin fauna acuática, el río tiene menos posibilidades de generar agua de calidad.
Los medicamentos son el nuevo problema pero no el único. Los trasvases -el paso del agua de un río a otro-, los embalses, la pesca excesiva, las fugas -desviar agua para el riego, por ejemplo- y el cambio climático, que está reduciendo los caudales, empeoran mucho la situación. En el río Ebro (de 900 kilómetros, el más largo en territorio nacional) las zonas más contaminadas son las de Pamplona y Zaragoza. En ambos y en los Huerva y Alba se detectaron más de 70 tipos de fármacos.
Para Barceló la solución es cambiar los hábitos de la población y "revisar la tecnología de las depuradoras. Considera también que "existen numerosas medidas y soluciones tecnológicas que no son utilizadas en España para hacer un uso más eficiente del agua". Entre ellas, señala la reutilización del agua residual, las desalinizadoras, la renovación de los regadíos para evitar las fugas y la recuperación de los acuíferos.
David Dudgeon, de la Universidad de Hong Kong, es más tajante: "Si no cambiamos la conducta seremos testigos, en los próximos años, de una extinción catastrófica de los animales de agua dulce similar a la de los dinosaurios".
Y concluye con una pregunta inquietante: "¿Quieres beber agua de un río en el que se han extinguido los peces? Quizás no sea bueno; por algo se han muerto".
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